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Todo Tortugas

Instalación al aire libre para tortugas terrestres

Si a las tortugas les falta luz, sol y vitaminas, pueden enfermar de raquitismo. Un síntoma de ello es la deformación del caparazón si se ejerce sobre él una ligera presión. Por ello, si el clima lo permite, probablemente la ubicación al aire libre sea la ideal para las tortugas. El aire, la luz directa del sol y la posibilidad de moverse y de pacer son  factores extremadamente beneficiosos para la salud de estos reptiles. 

Preparación de la ubicación

Para poder ubicar a las tortugas al aire libre hay que disponer de un terreno adecuado,  expuesto tanto al sol como a la sombra, para permitir a las tortugas cobijarse de un excesivo calor.

El principal error que se comete consiste en dejar a las tortugas libres, vagando a su gusto, en lugar de crear una zona vallada en la que tenerlas protegidas. Error que queda demostrado por la elevada cifra de animales que todos los años mueren o sufren graves lesiones al ser aplastados por automóviles o heridos por los cortacéspedes del jardín o el patio.

Así pues, es indispensable crear  una zona segura, espaciosa, pero con una valla a prueba de fuga, que impida a los reptiles alejarse, perderse, acabar aplastados o recibir las inoportunas «atenciones» de algún perro. 

Resulta fundamental que en el vallado no haya siquiera una mínima abertura, porque las tortugas intentarían atravesarla sin cesar. Por este motivo el cerco debe ser construido con material robusto y resistente a los efectos de la intemperie y del paso del tiempo. También es posible crear un recinto permanente construyendo un muro bajo de ladrillos. 

Está demostrado que estos animales, aparentemente torpes, son en realidad muy hábiles a la hora de crearse una vía de escape, y llegan incluso a trepar, por lo que el cerco debe tener una altura que sea al menos el doble de la longitud del animal; además, debe penetrar en el terreno, para evitar que las tortugas se den a la fuga excavando un paso subterráneo.

Para evitar que las tortugas se escapen hay que cercar el vallado adecuadamente

Las dimensiones ideales para una tortuga de tamaño medio son de unos 5-10 m²;  no obstante, cuanto mayor sea la superficie a su disposición mejor serán sus condiciones de vida. 

Hundiremos en el suelo placas de hormigón, piedras para bordes de jardines, tablones lisos o material sintético de separación (de venta en tiendas de jardinería), de tal manera que las tortugas no alcancen con sus patas delanteras el borde superior del cercado.

Excavaremos unos 30cm para crear el piso de la instalación. La tierra debe presentar una inclinación de unos 5cm por metro. Formaremos algunas colinas que protejan al animal en caso de inundaciones y que le sirvan además como plataformas para tomar el sol.

Para las tortugas mediterráneas, el sustrato ideal lo constituyen obviamente las hierbas y plantas del campo, que les permiten pastar y alimentarse. Se pueden sembrar plantas como diente de león y/o arbustos bajos.

Para las especies de climas áridos, en cambio, es adecuado un fondo arenoso y seco, mientras que para las tropicales se puede utilizar mantillo y corteza humedecidos y rociados frecuentemente con agua.

Podemos colocar piedras y raíces como elementos decorativos, procurando, sin embargo, que no faciliten la evasión de los animales.

Si hay hembras adultas, es importante disponer de una zona soleada de tierra blanda en la que puedan excavar para poner los huevos. En el recinto se deberán colocar matorrales y plantas que hagan la función de escondrijos y que proporcionen las indispensables zonas de sombra, naturalmente procurando no utilizar plantas tóxicas, como, por ejemplo, el rododendro. 

La caseta-refugio y el bebedero

Otro elemento indispensable que hay que instalar en el recinto es una caseta-refugio que permita a las tortugas guarecerse tanto del calor excesivo como del frío de la noche o los días de mal tiempo. La caseta, de material aislante y resistente al aire libre, debe quedar ligeramente elevada, para impedir que el agua de la lluvia la inunde, y debe contener hojas secas, paja y mantillo. Si está bien hecha, podrá servir incluso para el letargo invernal. Para el suelo del refugio podemos usar utilizar placas de hormigón, ya que es un buen acumulador de calor.

En los días fríos, cuando la temperatura en la caseta baje de los 26ºC, colgaremos del techo una lámpara infrarroja o una bombilla de unos 60 u 90 vatios.

Servirá como comedero una placa de piedra colocada estratégicamente delante del refugio. La colocaremos a la sombra, para que la comida fresca no se deteriore con demasiada rapidez debido al sol.

En la parte más baja del cercado podemos instalar una bañera con un rebosadero para evacuar el agua de lluvia del cercado. Los bebedores para pájaros pueden cumplir perfectamente esta función.

El bebedero debe permitir que el animal respire cómodamente

En cuanto a los niveles, debemos tener en cuenta que en el punto más profundo del bebedero la tortuga tiene que poder respirar cómodamente con el cuello estirado. Colocaremos piedras o raíces para que un animal que esté panza arriba pueda darse la vuelta sin dificultades.

Cuándo dejar a las tortugas al aire libre

Las tortugas mediterráneas, si están en buenas condiciones de salud, pueden ser dejadas al aire libre día y noche de primavera a otoño, incluso en los días lluviosos.

Las tropicales y desérticas, en cambio, pueden estar al aire libre sólo en días cálidos y soleados y en noches cálidas, mientras que en primavera y otoño requieren un ambiente más cálido por la noche y en los días de mal tiempo. 

Una solución óptima consiste en habilitar un pequeño invernadero, si es posible con caldeamiento mediante lámparas calentadoras, en el que los animales puedan cobijarse para estar más calientes. 

La convivencia de los animales

La cantidad de tortugas presentes en el mismo recinto y, en particular, la relación  numérica entre machos y hembras son de suma importancia para su bienestar. 

En realidad, las tortugas son animales solitarios; en la naturaleza el encuentro entre dos individuos de la misma especie es, cuando menos, esporádico. Si este encuentro tiene lugar en la época de celo, se resuelve con una lucha si se trata de dos machos, o con un intento de apareamiento en el caso de dos sujetos de sexo opuesto. Después, cada reptil sigue su propio camino. 

En cautividad las tortugas están obligadas a convivir, aunque este no es su estado natural

En un recinto, en cambio, las tortugas están obligadas a una convivencia forzada, que no representa una condición natural. Si hay dos o más machos, sus luchas en pugna por el territorio o por una hembra podrían causar a los animales serias lesiones o, en cualquier caso, una situación de estrés continuo para el individuo sometido. Si, por el contrario, hay machos y hembras, estas estarán sometidas a continuos cortejos e intentos de apareamiento, y teniendo en cuenta que  estos comportamientos son más bien poco delicados (mordiscos, golpes en el  caparazón), el macho podría causar a la hembra lesiones bastante graves, incluso la muerte. 

En el caso de la tortuga mediterránea en especial, la relación numérica ideal entre machos y hembras habrá de ser de un macho cada 4-5 hembras. No obstante, si no se consigue crear un grupo con estas características (por falta de hembras o por un número excesivo de machos), se deberá habilitar un número necesario de recintos para tener aislados a los machos, mientras que las hembras podrán estar juntas sin mayores problemas. 

Durante el periodo de apareamiento, el macho podrá ser situado junto a las hembras durante unos días y, posteriormente, separado de nuevo. 

Ubicación de las crías

Las tortugas jóvenes están particularmente indefensas y requieren precauciones  especiales a la hora de habilitar el recinto al aire libre. Hay que procurarles una protección esmerada contra el ataque de depredadores, como perros, gatos, ratones o ratas. Por tanto, pueden ser instaladas en un recinto con una red tupida que no sólo impida la fuga de las tortugas, sino que también haga imposible el acceso a los roedores más pequeños. Esta red protegerá el recinto y a sus ocupantes sin impedir la entrada de los rayos del sol.

Si tenemos perros o gatos debemos vigilarlos para evitar que causen daños a la tortuga

Además, es indispensable proteger a las crías del calor excesivo y de posibles inundaciones causadas por lluvias particularmente abundantes. También en este caso una caseta-refugio de dimensiones adecuadas a los animales les permitirá encontrar cobijo, incluso de las bajas temperaturas. 

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