Nombre científico: Testudo graeca
Taxonomía
La clasificación de la tortuga mora es muy polémica, y actualmente está siendo revisada. Las cuatro subespecies oficialmente reconocidas hasta ahora son:
- T. g. graeca, extendida por Marruecos, Argelia, Túnez y Libia.
- T. g. ibera, extendida por los Balcanes centrales hasta el mar Negro, Turquía e Irán.
- T. g. terrestris, extendida por Libia, Siria, Turquía sudoccidental, Israel y el Sinaí.
- T. g. zarudnyi, extendida por el este y el sur de Irán.
No obstante, recientemente se han propuesto importantes modificaciones a esta clasificación: T. g. ibera y T. g. zarudnyi, que es muy poco común, deberían ser consideradas una especie en sí; T. g. terrestris no existiría como subespecie diferenciada sino que sería una variedad de T. g. ibera; las poblaciones de Túnez constituirían una especie en sí identificable con el nombre de Furculachelys nabeulensis (directamente un género diferente, según las diferencias anatómicas de la estructura ósea en comparación con T. graeca); por último, algunas poblaciones de Argelia son consideradas desde hace tiempo una especie aparte, identificada con el nombre de Furculachelys whitei (de dimensiones mayores que las de T. graeca –la hembra mide 28-30 cm-, con el espaldar más alargado y a menudo con el margen posterior ahuecado).
Además, T. g. ibera presenta variaciones locales de la morfología más bien amplias, algunas de las cuales han sido propuestas como subespecies. En la Transcaucasia nordoccidental se propone la denominación T. g. nikolskii, mientras que en Turquía sudoccidental se la llama T. g. anamurensis. Así pues, en general, resulta más bien complicado reconocer la subespecie de pertenencia, no sólo por la confusión en la taxonomía, sino también porque existen numerosas variaciones de coloración, forma y dimensiones en los individuos procedentes de las distintas localidades geográficas. Hay que tener en cuenta que la legislación actualmente se refiere únicamente al esquema “oficial” apuntado más arriba.
En la descripción que sigue haremos referencia solamente a T. g. graeca y a T. g. ibera, es decir, las subespecies (o especies) más comunes.
Distribución y hábitat
Es originaria del norte de África y vive en un hábitat semiárido constituido por boscaje y caracterizado por variaciones estacionales.
En las áreas meridionales de su franja de distribución permanece activa en invierno, que es de clima suave, pero en los periodos más calurosos inicia una estivación bajo tierra. En cambio, en las zonas septentrionales entra en letargo durante varios meses en invierno, mientras que está activa en verano. T. g. ibera tiene una zona de distribución más bien amplia, que va de Turquía a Grecia nororiental, de Irán a Iraq y de Jordania a Siria y Georgia.
Su hábitat va desde el nivel del mar hasta los 2.700 m de altitud y está constituido por llanuras secas, colinas matosas y boscaje.
Descripción
Las dimensiones son muy variables en las diversas poblaciones. En T. g. graeca, la longitud media del macho es de 13cm, mientras que la hembra es mucho mayor, con una media de 18cm. T. g. ibera es más grande: las dimensiones medias del macho son de 18cm y las de la hembra, de 20cm, pero pueden llegar a ser superiores.
El caparazón es ovoide, con forma de cúpula y lisa. La placa supracaudal normalmente es única, pero en algunos sujetos está dividida como en tortuga mediterránea.
El margen posterior está más o menos ahuecado y ligeramente dentado. La cara posterior de los muslos, a los lados de la cola, presenta un característico tubérculo córneo, mientras que la punta de la cola es redondeada y carece del tubérculo típico de la tortuga mediterránea.
El espaldar puede ser amarillo o amarronado, con zonas de pigmentación oscura de extensión muy variable, que pueden hacerlo casi completamente negro. El plastrón es amarillo, amarronado o negro y puede presentar unas zonas oscuras de extensión variable. En el peto de las hembras adultas hay una articulación que hace la parte posterior ligeramente móvil.
Dimorfismo sexual
Están presentes las típicas diferencias de sexo: el macho adulto es más pequeño, tiene una cola más larga y ancha y presenta la abertura cloacal más alejada de la base de la cola.
Cuidados en cautividad
Esta especie no se adapta bien a la cautividad, y pocos ejemplares sobreviven mucho tiempo. Para poder reproducir en cautividad las condiciones ambientales adecuadas habría que conocer con exactitud la zona de origen y saber si se trata de un individuo que realiza el letargo o la estivación.
Tiene que estar completamente separado de otras especies y, en cualquier caso, de individuos procedentes de otras localidades geográficas; en caso contrario, la aparición de enfermedades infecciosas y parasitarias aumentará notablemente.
En invierno entra en letargo, pero los individuos procedentes de las regiones meridionales de Marruecos durante el invierno tienen que ser albergados en un ambiente caldeado.
T. g. ibera, en cambio, es mucho más resistente y se adapta con facilidad a nuestro clima. Necesita un recinto al aire libre seco y soleado.
Alimentación
La alimentación, estrictamente herbívora y rica en fibra y calcio, es similar a la de la tortuga mediterránea, con la diferencia de que T. graeca consume más flores.
Reproducción
La reproducción en cautividad es un hecho poco común. Normalmente pone cuatro o cinco huevos por nidada, que pueden ser incubados a 30,5-31,5 ºC, con una humedad del 75-80%. Las crías nacen tras 68-70 días, miden 2,8 cm y pesan 7-8 g.
T. g. ibera, mucho más fuerte que T. g. graeca, se reproduce con bastante facilidad en cautividad. El número de huevos por nidada suele ser de 6-8, pero oscila entre 4 y 12. Los huevos, incubados a 30ºC, eclosionan a los 60-80 días. Al nacer, los pequeños pesan 14-16 g y miden 3,2-3,4 cm de longitud.
Legislación
Está incluida en el Apéndice II de la CITES y en el Apéndice A del Reg CE 338/97.
Otros datos
T. graeca no recibió esta denominación porque provenga de Grecia, sino por el hecho de que las placas del espaldar recuerdan a un mosaico griego.